ASMA

ASMA

El asma es una enfermedad crónica que afecta a los pulmones y provoca dificultades respiratorias.

Se caracteriza por la inflamación de las vías respiratorias, lo que provoca episodios de sibilancias, opresión en el pecho, dificultad para respirar y tos.

Estos episodios, a menudo conocidos como ataques o exacerbaciones de asma, pueden afectar seriamente la calidad de vida y, en casos severos, ser potencialmente mortales.

Aunque el asma no tiene cura, puede ser manejada eficazmente con un plan de tratamiento adecuado y evitando los desencadenantes conocidos.

Sintomatología

  • Dificultad respiratoria, que puede variar en gravedad y frecuencia.
  • Sensación de opresión o constricción en el pecho.
  • Sibilancias o un silbido audible al exhalar.
  • Tos persistente, que puede ser más prominente por la noche o temprano en la mañana.
  • Los síntomas se empiezan a manifestar durante la infancia o el inicio de la edad adulta

Los síntomas pueden ser estacionales, y variar en intensidad y con el tiempo.

Evaluación médica

  • Recopilación de un historial clínico detallado, incluyendo la frecuencia y severidad de los síntomas.
  • Examen físico centrado en el sistema respiratorio y posibles desencadenantes alérgicos.
  • Pruebas de función pulmonar, como la espirometría o la prueba de broncodilatación, para medir la cantidad y velocidad del aire inhalado y exhalado.
  • Pruebas de alergia para identificar desencadenantes específicos en casos de asma alérgica.
  • Se pueden realizar otras pruebas, como radiografías de tórax o gasometrías arteriales, para descartar otras posibles enfermedades

Tratamiento

  • Uso de medicamentos de control a largo plazo, como corticosteroides inhalados, para reducir la inflamación y prevenir ataques.
  • Aplicación de medicamentos de alivio rápido, como broncodilatadores de acción corta, para tratar los síntomas agudos.
  • Desarrollo de un plan de acción para el asma, personalizado para cada paciente, que detalle cómo controlar el asma a diario y cómo manejar los ataques.
  • Identificación y control de desencadenantes, incluyendo alérgenos y irritantes ambientales.

Prevención de exacerbaciones

  • Detectar los posibles desencadenantes, como alérgenos, humo de tabaco, aire frío o ejercicio extenuante.
  • Evitar los desencadenantes reconocidos en la medida de lo posible.
  • Monitoreo y seguimiento del plan de acción para el asma, ajustando el tratamiento según sea necesario.
  • Consultas regulares con profesionales de la salud para evaluar la eficacia del tratamiento y hacer ajustes según sea necesario.

¿Cómo saber si el asma está bien controlada?

  • No ha habido exacerbaciones graves el último mes.
  • No ha habido asma nocturna, solo diurna, o los síntomas de asma nocturna han ocurrido dos veces o menos el último mes.
  • No ha sido necesario limitar (o apenas se han limitado) ciertas actividades habituales por riesgo de crisis o malestar.
  • El uso de salbutamol (inhalador) ha sido de dos veces por semana o menos.

Recomendaciones y consejos para pacientes y familiares:

  • Proporcionar instrucciones sobre el uso correcto de inhaladores y otros dispositivos de medicación, así como la importancia de llevarlos encima siempre que sea necesario.
  • Ofrecer información sobre cómo realizar un seguimiento de los síntomas y la función pulmonar en casa.
  • Educar sobre la importancia de la comunicación continua con los proveedores de atención médica y cuándo buscar atención de emergencia, como en casos de asma mal controlada.
  • Ofrecer consejo e información para mantener un entorno saludable en casa y otros logares habituales, libre de desencadenantes comunes del asma.

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