8 alimentos para cuidar tus pulmones

8 alimentos para cuidar tus pulmones

Bienestar | 03/01/2024

La importancia de alimentarse bien

Una alimentación saludable es muy importante para cuidar la respiración [1]. Al comer, proporcionas a tu cuerpo los nutrientes que necesita a base de proteínas, grasas y carbohidratos que, a través del metabolismo, convierte en energía y dióxido de carbono [1].

Cuando vives con una afección respiratoria, gastas más energía para eliminar el dióxido de carbono de tus pulmones [1]. En el caso de la EPOC, puedes precisar hasta 10 veces más calorías de lo habitual [1]. Por ello, es muy importante incluir en tu dieta alimentos que te aporten los nutrientes necesarios para realizar este proceso de manera óptima. Los antioxidantes, el zinc, el omega-3 y las vitaminas A, C, D y E son fundamentales para cuidar tu función pulmonar [2].

Antes de introducir estos alimentos en tu plan de alimentación, consulta a tu equipo médico de referencia para que pueda evaluar posibles interferencias con tu tratamiento.

Bayas: antioxidantes

ilustración frutos rojos.

Las bayas como los arándanos, las frambuesas, las moras o las fresas son antioxidantes. Es decir, reducen el estrés oxidativo del cuerpo, vinculado al envejecimiento fisiológico, y protegen las células del organismo ante los radicales libres, originarios de muchas afecciones cardiovasculares y neurodegenerativas [3].

Además de las bayas, las uvas, el tomate, la col o las espinacas también son una gran fuente de antioxidantes [3].

Semillas de chía: omega-3

Ilustración de semillas de chía

Las semillas de lino, el marisco, la soja y las verduras de hoja (acelgas, berros, lechuga, rúcula…) también son una buena fuente de omega-3 [4].

Yema de huevo: vitamina A

Ilustración de huevo frito.

La vitamina A es antiinflamatoria y se encarga de proteger y regenerar las mucosas del aparato respiratorio [6], además de cuidar tu salud ocular [7]. Los hombres deben consumir unos 900 mcg al día y las mujeres 700 mcg [8].

La yema de huevo aporta vitamina A, ácidos grasos monoinsaturados, aminoácidos esenciales y minerales [7]. Además, se trata de un alimento muy fácil de consumir: se puede comer cocido, pasado por agua, pochado, en tortilla… Eso sí, intenta evitar freírlo.

Otros alimentos que contienen esta vitamina son la zanahoria, la calabaza, los albaricoques o los derivados lácteos, como la leche o el queso [8].

Cítricos: vitamina C

Ilustración de naranjas, una entera y abierta en gajos

La naranja, la mandarina o el limón son conocidos por su alto contenido de vitamina C, un micronutriente presente en muchas frutas y verduras como las fresas, el kiwi, el melón o los pimientos [9].

La vitamina C fortalece el organismo ante resfriados y otras infecciones, además de ser antioxidante [9]. Diariamente, los hombres deberían consumir 90 mg y las mujeres 75 mg [9].

Normalmente, es difícil tener un déficit de vitamina C. Sin embargo, a mayor consumo de tabaco, más se elimina la vitamina C de los tejidos y la sangre. Por este motivo, el cuerpo necesita más vitamina C para contrarrestar el daño que fumar puede causar en las células [9].

Pescado azul: vitamina D

Ilustración de rodajas de salmón

Los pescados ricos en ácidos grasos, como el salmón, el bonito, la trucha o las sardinas, son muy ricos en vitamina D [10], además de omega-3 y poseen propiedades antiinflamatorias.

La vitamina D se recibe normalmente a través de la exposición de la piel al sol [10]. Por eso, en los meses de otoño e invierno, cuando hay menos horas de luz, es muy importante asegurarte un buen aporte de esta vitamina D, unos 15 mcg diarios [10], para cuidar los huesos, proteger el sistema nervioso y favorecer la absorción del calcio [10].

Aceite de oliva: vitamina E

ilustración de una aceitera y olivas alrededor

El aceite de oliva está muy valorado en la dieta mediterránea gracias a su gran aporte en vitamina E y ácidos grasos monoinsaturados [11].

La vitamina E es un antioxidante necesario para fortalecer el sistema inmunitario, protegerte de virus contagiosos, además de cuidar los pulmones y el corazón [12]. Se recomienda tomar 15 mg diarios [12]. Este vitamínico también se encuentra en las almendras, espinacas y semillas de girasol, entre otros [12].

Para aprovechar al máximo los beneficios del aceite de oliva, lo mejor es incluirlo en una dieta equilibrada y saludable [11], por ejemplo, como aliño en ensaladas o para hacer un huevo a la plancha.

Frutos secos: zinc

Ilustración de frutos secos: nueces, avellanas, pistachos, almendras, ...

Entre sus múltiples nutrientes, los frutos secos contienen zinc, un potente antioxidante que se encarga de fortalecer el organismo ante virus respiratorios infecciosos, prevenir un deterioro de las funciones cognitivas y proteger el sistema autoinmune [13]. Las mujeres deberían consumir entre 8-9 mg de zinc al día, mientras que los hombres entre 13-19 mg [13].

Aparte de los frutos secos, las carnes blancas (pollo, conejo, pavo…) o el marisco también contienen zinc [13].

Jengibre: antiinflamatorio y analgésico

Ilustración jengibre

Esta planta se usa desde la antigüedad en la farmacología oriental por sus efectos antiinflamatorios, antioxidantes y analgésicos [14].

El jengibre se puede consumir de dos modos: fresco o seco. Es un buen expectorante, favorece la eliminación de toxinas, transforma las flemas y calma la tos [14].

Se recomienda consumir en pequeñas cantidades, entre 2-4 gramos al día como máximo, y se puede tomar troceado en sopas e infusiones [14].


IMPORTANTE Estos alimentos no reemplazan tu tratamiento farmacológico, sino que lo complementan. La información ofrecida en el sitio web no sustituye en ningún caso la relación entre el profesional asistencial y el paciente, sino que la enriquece.

Recuerda consultar con tu equipo asistencial de referencia la intención de consumir cualquiera de estos alimentos para evitar posibles interferencias o contraindicaciones con tu medicación.


Más información

  • Alimentación saludable para respirar mejor. Enlace.
  • Aliméntate bien, respira mejor. Enlace.
  • Fibra dietética y su aportación a la salud. Enlace.

Fuentes

[1] Nutrition and COPD. American Lung Association (s. f.). Enlace.

[2] Eating well with a lung condition. Asthma + Lung UK (s. f.). Enlace.

[3] Vilaplana Batalla M. Antioxidantes presentes en los alimentos vitaminas, minerales y suplementos; ELSEVIER Offarm (2007). Vol. 26, núm. 10: 79 – 86. Enlace.

[4] Omega-3 Fatty Acids. National Institutes of Health (NIH) (s. f.). Enlace.

[5] Lemoine C, Brigham E, Woo H, Koch A, Hanson C et al. Relationship between Omega-3 and Omega-6 Fatty Acid Intake and Chronic Obstructive Pulmonary Disease Morbidity; ATS Journals (2020). Vol. 17, Issue 3. DOI: doi.org/10.1513/AnnalsATS.201910-740RL. Enlace.

[6] Collins PF, Yang IA, Chang Y-C, Vaughan A. Nutritional support in chronic obstructive pulmonary disease (COPD): an evidence update; Journal of Thoracic Disease (Advances in Multidisciplinary Care for COPD) (2019). Vol 11, Supplement 17. DOI: 10.21037/jtd.2019.10.41. Enlace.

[7] Carbajal Azcona A. Calidad nutricional de los huevos y relación con la salud; Revista de Nutrición Práctica (2006). Núm 10: 73 – 76. Enlace.

[8] Datos sobre la Vitamina A. National Institutes of Health (NIH) (s. f.). Enlace.

[9] Datos sobre la Vitamina C. National Institutes of Health (NIH) (s. f.). Enlace.

[10] Datos sobre la Vitamina D. National Institutes of Health (NIH) (s. f.). Enlace.

[11] Carretto V, Cuerdo P, Dirienzo G, Di Vito V. Aceite de Oliva: beneficios en la salud; Invenio: Revista de investigación académica (2002). Núm 8: 141 – 149. Enlace.

[12] Datos sobre la Vitamina E. National Institutes of Health (NIH) (s. f.). Enlace.

[13] Restrepo Caro C, Coronell MC, Arrollo J, Martínez G. La deficiencia de zinc: un problema global que afecta la salud y el desarrollo cognitivo; Archivos Latinoamericanos de Nutrición (2016). Vol. 16, núm. 3: 165 – 175. Enlace.

[14] Salgado Blanco F. El jengibre (Zingiber officinale); ELSEVIER International Journal of Acupuncture (2011). Vol. 5, núm. 4: 167 – 173. Enlace.