
Sarcoidosis: ¿Qué es y cómo se trata?
La sarcoidosis es una enfermedad minoritaria que puede afectar a varias partes del organismo, especialmente a los pulmones y a los ganglios linfáticos, pero también a los ojos, la piel o el corazón, entre otros.
La sarcoidosis es una enfermedad que causa inflamación en el cuerpo y hace que se formen pequeños bultos llamados granulomas. Estos bultos están formados por células del sistema inmunológico y pueden aparecer en diferentes órganos, aunque lo más común es que afecten a los pulmones y a los ganglios linfáticos.[1]
Puede causar síntomas persistentes que pueden ser muy variables y, en algunos casos, complicaciones si no se trata adecuadamente.
Algunos de los principales síntomas son fatiga, dificultad para respirar, tos persistente, dolor articular, e inflamación de los ojos (uveitis). En casos más graves, también puede causar daño en órganos como el corazón o el sistema nervioso, incluyendo arritmias o palpitaciones.[1]
¿Qué es la sarcoidosis?
La sarcoidosis ocurre cuando el sistema inmunológico —que normalmente protege al cuerpo de enfermedades— empieza a reaccionar de forma exagerada, formando pequeños grupos de células inflamadas llamados granulomas. Estos granulomas pueden aparecer en diferentes órganos, pudiendo afectar el funcionamiento normal del cuerpo.
La causa es desconocida. Aunque puede aparecer en cualquier persona, suele diagnosticarse entre los 20 y 40 años, y afecta tanto a hombres como a mujeres[2], siendo más habitual entre personas de origen afroamericano o del norte de Europa (escandinavo, alemán o irlandés).[3]
Prevalencia
Se estima que en España se detectan entre 1 y 4 nuevos casos por cada 100.000 habitantes al año, aunque esta cifra podría ser más alta, ya que a veces la enfermedad pasa desapercibida, sobre todo cuando presenta síntomas leves.[4]
Principales síntomas
La sarcoidosis puede presentarse de formas muy distintas, dependiendo de qué órganos estén afectados. En algunos casos, las personas que viven con esta afección pueden notar:
- Cansancio extremo. [5]
- Pérdida de peso sin motivo. [5]
- Fiebre baja y persistente. [5]
- Dolores musculares o en las articulaciones. [5]
Además, cuando afecta a los pulmones, los síntomas más comunes son: [5]
- Tos seca que no desaparece.
- Dificultad para respirar.
- Dolor o presión en el pecho.
Si hay complicaciones, también puede dañar los siguientes órganos:
- Ojos: Visión borrosa, sensación de quemazón o enrojecimiento. [3] [5]
- Piel: Sarpullidos, úlceras, manchas o bultos.
- Hígado y bazo: Dolor en la parte superior del abdomen, debajo de las costillas del lado derecho (hígado) o del lado izquierdo (bazo). [3]
- Huesos: Nódulos que causan dolor en las manos y los pies, y/o hinchazón de los tobillos u otras articulaciones. [3]
- Riñones: Produciendo cálculos renales y disminuyendo la función renal.
- Corazón: Alteraciones en el ritmo cardíaco, hinchazón en las piernas, o desmayos repentinos. [3]
- Sistema nervioso: Granulomas en el cerebro y la médula espinal. [5]
¿Cómo se diagnostica?
No hay una única prueba para saber si alguien tiene sarcoidosis. El diagnóstico suele basarse en:
- Radiografías o escáneres (TAC) del pecho. Muestran si hay inflamación en los pulmones o ganglios linfáticos. [3]
- Análisis de sangre. Ayudan a descartar otras enfermedades y detectar el malfuncionamiento de órganos como el hígado o riñones, por ejemplo.
- Pruebas de respiración, para ver el funcionamiento pulmonar. [3]
- Biopsia. Consiste en tomar una pequeña muestra de tejido (por ejemplo, de los pulmones o de un ganglio) para buscar los granulomas típicos de esta enfermedad.
- Además, en algunos hospitales, se utilizan algunas técnicas avanzadas, como la denominada crioEBUS, que permiten obtener muestras de forma menos invasiva y mejorar la precisión del diagnóstico.[6]
Tratamiento
Actualmente no hay cura para la sarcoidosis, pero esta afección desaparece por sí sola en la mayoría de los casos. Por ello, si solo tienes síntomas leves o la enfermedad no afecta órganos importantes, es posible que tu médico determine que no necesites tratamiento y simplemente decida monitorizar y establecer controles periódicos.
Si los síntomas son molestos o hay riesgo para algún órgano, es muy probable que tu médico te prescriba un tratamiento farmacológico. Algunas de las opciones más comunes son: [5]
- Corticoides para reducir la inflamación.
- Medicamentos inmunosupresores para los casos en los que los corticoides no sean suficientes o causen efectos secundarios.
- Oxigenoterapia si la sarcoidosis pulmonar progresa a fibrosis pulmonar.[7]
- Otros tratamientos dependiendo de los síntomas o complicaciones. Por ejemplo, fisioterapia para disminuir la fatiga e incrementar la fuerza muscular, o rehabilitación pulmonar para disminuir los síntomas respiratorios.
En todo caso, el tratamiento siempre debe ser indicado por un especialista, y es muy importante no automedicarse.
Evolución
La evolución de la sarcoidosis puede ser muy distinta entre personas. Algunas se recuperan por completo al cabo de unos meses o pocos años. Otras pueden vivir con la enfermedad durante más tiempo, con altibajos. En ciertos casos, puede volverse crónica y requerir tratamiento a largo plazo para preservar el buen funcionamiento de los órganos (incluyendo la insuficiencia respiratoria), reducir los síntomas y/o mantener la calidad de vida. [3]
Los factores que influyen en la evolución incluyen:
- Los órganos están afectados.
- Tiempo que llevan los síntomas.
- Cómo responde el cuerpo al tratamiento.
Recomendaciones
Aunque puede ser preocupante recibir este diagnóstico, muchas personas con sarcoidosis llevan una vida completamente normal. Algunas recomendaciones prácticas son:
- Ir a las revisiones médicas para seguir la evolución de la enfermedad, al menos una vez al año durante los primeros cinco años. [8]
- Ir al oftalmólogo y revisar la vista anualmente. [7]
- Evitar fumar ya que perjudica a los pulmones. [7]
- Comer de forma saludable. En casos de afectación pulmonar, los expertos recomiendan alimentos con textura suave y húmeda para facilitar la deglución.[9]
- Mantener una rutina suave de ejercicio. Seguir un programa de rehabilitación pulmonar puede ayudar a incrementar tu capacidad de ejercicio gradualmente. [7]
- Descansar lo suficiente para combatir la fatiga.
- Buscar apoyo emocional, sobre todo si la enfermedad dura mucho tiempo o altera tu día a día.
Recuerda que la información proporcionada en este artículo no reemplaza, sino que complementa la relación entre el profesional de salud y su paciente o visitante. En caso de duda, debes consultar con tu profesional de salud de referencia.
[1] Hospital Clínic. Raquel Camón: “Cuando estoy en el escenario se hace magia y me olvido de que estoy enferma” Enlace.
[2] A. Xaubet, J.Ancochea, R. Blanquer, C. Montero, F. Morell, E. Rodríguez Becerra, A. Sueiro y V. Villena. Diagnóstico y tratamiento de las enfermedades pulmonares intersticiales difusas (SEPAR). Arch Bronconeumol 2003;39(12):580-600. Enlace
[3] American Thoracic Society. What is sarcoidosis? Enlace.
[4] L. Riancho-Zarrabeitia, A. Martínez-Meñaca, M.A. González-Gay. Sarcoidosis. Medicine – Programa de Formación Médica Continuada Acreditado, Volume 11, Issue 34, 2013, Pages 2076-2083, ISSN 0304-5412. Enlace
[5] Mayo Clinic. Sarcoidosis. Enlace
[6] CrioEBUS, la técnica que ayuda a obtener biopsias ganglionares para un mejor diagnóstico de enfermedades del mediastino. Enlace
[7] American Thoracic Society. Tratamiento y control de la sarcoidosis. Enlace
[8] American Thoracic Society. Treatment of Sarcoidosis. Enlace