Historias de personas que han dejado de fumar

Historias de personas que han dejado de fumar

Bienestar | 27/05/2025

Dejar de fumar no es fácil. Lo saben bien quienes han convivido con el tabaco durante años, quienes lo han usado como refugio en momentos de estrés, celebración o tristeza. Pero también saben que dejarlo es posible. Y que vale la pena.

En este artículo reunimos testimonios de personas que un día decidieron recuperar el control de su salud, de su tiempo y de su vida. Cada historia es diferente, pero todas las personas comparten algo en común. La determinación de dejar atrás una dependencia que limitaba su salud, bienestar y calidad de vida.

Sus palabras son reales, sinceras y poderosas. Tanto si estás pensando en dejar de fumar como si todavía no te lo has planteado, esperamos que encuentres aquí el impulso que necesitas. Porque dejar de fumar es, en muchos sentidos, volver a vivir.

“Dejar de fumar ha sido una de las mejores decisiones de mi vida. Me ha devuelto la libertad.”
Antonio

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Fumé durante 30 años. No sabría decir exactamente cómo empecé, simplemente un día ya formaba parte de mi rutina. El tabaco era como un compañero constante: me ayudaba a relajarme, a concentrarme… o eso creía. Estaba presente en cada momento del día, como si no pudiera hacer nada sin él.

El clic llegó de forma inesperada. Estuve dos días enfermo sin poder fumar, y pensé: “Si he aguantado dos días, ¿por qué no intentar un día más?” Y así, sin planearlo demasiado, tomé la decisión. Me dije a mí mismo que si había podido estar sin tabaco un par de días, podía seguir. Y hasta hoy.

Lo que más me motivaba era pensar en mi salud a largo plazo y en las personas que quiero. No quería seguir haciéndome daño, ni que mi familia me viera mal por culpa del tabaco.

Desde que dejé de fumar, he notado muchos cambios. La tos que tenía a diario desapareció por completo y ahora soy mucho más consciente de los olores, especialmente el del tabaco, que antes ni notaba.

Después de dejar de fumar, puedo decir que me siento más libre. Porque eso es lo que ha significado para mí dejar de fumar: libertad.

Si alguien está pensando en dejarlo, pero no se atreve, le diría que lo intente. Que es normal tener miedo, pero sí se puede. Lo más importante es no rendirse y tener muy claro por qué quieres hacerlo. A mí me ayudó mucho recordar el “por qué” cada vez que sentía la tentación.

Dejar de fumar no es fácil, pero es posible. Y merece la pena.

“Dejar de fumar ha sido un logro personal. No pensé que lo conseguiría, y hoy no volvería a fumar por nada del mundo.”
Carmen

Durante años, el tabaco estaba en todo lo que hacía. Fumaba si estaba contenta, si estaba triste, si tenía estrés o si estaba tranquila. Siempre había una excusa, siempre había un cigarro encendido. Llegué a fumar unos dos paquetes al día. El tabaco no era solo una costumbre, era una dependencia total.

El momento de dar el paso y dejar de fumar vino cuando me di cuenta de que no podía vivir sin tabaco. Esa dependencia me hizo abrir los ojos. No quería seguir siendo esclava de algo que me estaba restando vida.

Durante el proceso me ayudó mucho ponerme pequeños retos. Al principio me decía a mí misma que no sería para siempre, que cuando fuera mayor volvería a fumar. Pero ahora, sinceramente, no volvería a fumar por nada del mundo.

He notado muchos cambios desde que lo dejé. Los olores, que antes pasaban desapercibidos, ahora son mucho más intensos. Mi capacidad pulmonar ha mejorado, y aunque nunca tuve mucha tos, me siento físicamente mejor. En cuanto al estado de ánimo, sigo siendo la misma persona, pero ahora disfruto más de cosas tan simples, pero mucho más saludables como caminar.

Si tuviera que dar un consejo a alguien que quiere dejarlo, pero le cuesta, sería este: No te saltes ni una sola vez. Porque si lo haces, es muy fácil volver a caer. Yo lo dejé de golpe, sin planificarlo. Lo había intentado muchas veces antes: cigarrillos light, fumar menos… pero siempre estaba pensando en el siguiente. Hasta que un día me desperté y dije: “¡Ya no fumo más!  Y así fue.

Creo que lo más importante es que la decisión de dejar de fumar salga de ti, que sientas que de verdad quieres dejarlo. Nadie puede hacerlo por ti, pero cuando lo logras, te das cuenta de lo fuerte que eres.

Para mí, dejar de fumar ha sido, en una sola palabra, un logro.

“Me sentía fatal cada vez que encendía un cigarro mientras mi padre luchaba por respirar.”
Mercedes

Fumé durante 20 años, desde los 16 hasta los 36. Empecé en el instituto, como muchas personas: por curiosidad, tonteando con las amigas, probando por probar… pero me enganché. Lo que comenzó como un juego, se convirtió en una rutina de la que no podía salir. Encenderme un cigarro era lo primero que hacía al levantarme, con el café, y lo último antes de acostarme.

El clic que lo cambió todo e hizo que dejara de fumar fue el cáncer de pulmón de mi padre. Vivir de cerca su enfermedad, sabiendo que el tabaco había sido la causa, me impactó profundamente. Me sentía fatal cada vez que encendía un cigarro mientras él luchaba por respirar. En ese momento supe que tenía que dejarlo. No había vuelta atrás.

Durante el proceso me mantuvo fuerte una idea muy clara. Yo quería dejar de fumar, no lo hacía por obligación, lo hacía porque me lo debía a mí misma y a los que quiero.
Y poco a poco fui notando los cambios. Lo primero fue el olfato, que volvió con fuerza. También la resistencia al hacer ejercicio. Ya no me cansaba tanto. Pero, sobre todo, me di cuenta del tiempo que había estado perdiendo por estar fumando. Ahora disfruto de más libertad, de más momentos presentes, sin tener que depender de un cigarro.

A quien esté pensando en dejarlo, pero le cueste, solo puedo decirle que no se va a arrepentir. No es fácil, claro que no, pero vale la pena cada paso. Hoy me siento muy orgullosa de haberlo conseguido. No ha sido un camino fácil, pero sí ha sido liberador.

El mejor consejo que puedo dar es que te centres en una sola cosa: Tener claro que quieres dejar de fumar. No pienses en si engordarás o en si lo pasarás mal los primeros días. Esas son excusas que muchas veces usamos para no dar el paso. Pero cuando decides de verdad, todo empieza a encajar.

Si tuviera que definir lo que ha significado para mí dejar de fumar en una sola palabra, lo tengo clarísimo: libertad.

“Demostrarme a mí misma que podía hacerlo y que era capaz de vencer esa dependencia fue mi gran motivación para dejar de fumar”
Elsa

Fumé durante 14 años. Empecé en el instituto, como muchos, por imitación y curiosidad. Lo que parecía una distracción se convirtió rápidamente en una necesidad diaria. Recuerdo que, si por la tarde me quedaban pocos cigarrillos, sentía una urgencia incontrolable por ir a comprar otro paquete. Tenía que asegurarme de no quedarme sin tabaco esa noche o a la mañana siguiente. El tabaco empezó a condicionar mi vida más de lo que yo quería admitir.

La motivación para dejar este hábito llegó tras una faringitis. Esto me hizo parar y observar con claridad cómo fumar estaba afectando mi salud y mi rutina. Me di cuenta de que el tabaco marcaba mis horarios, mis decisiones y mi estado de ánimo.

Durante el proceso de dejarlo, me motivaban muchas cosas. Como evitar los malos olores, ahorrar dinero, pero, sobre todo, demostrarme a mí misma que podía hacerlo, que era capaz de vencer esa dependencia. Quería recuperar el control de mi vida.

Los primeros días no fueron fáciles. Al principio, mi cuerpo parecía estar desintoxicándose. Tuve mucha tos y era más propensa a los resfriados. Pero poco a poco todo fue mejorando.

Con el tiempo, entendí que el cigarro no relajaba, como creía, sino que me generaba un nerviosismo constante que solo calmaba con más tabaco. Era un círculo vicioso del que por fin logré salir.

Hoy disfruto especialmente de la tranquilidad de no depender del tabaco. Ya no tengo que pensar en si llevo tabaco encima o si habrá tiempo para fumar. Me siento libre en todos los sentidos.

A quien le cueste dar el paso, le diría que sí, que dejar de fumar no es fácil, pero es totalmente posible. Cuando tomas conciencia de lo que realmente implica fumar y decides que es tu momento, puedes conseguirlo. Y, créeme, será uno de los logros de los que más orgulloso te sentirás.

Un truco que me ayudó mucho fue dejar de fumar sin tirar el tabaco. Lo tenía al alcance, y sabía que podía fumar en cualquier momento, pero que no lo hacía por decisión propia, me quitó presión y redujo la ansiedad. Fue clave para mí.

Si tuviera que resumir lo que ha significado para mí dejar de fumar en una sola palabra, sería vivir.

Ningún camino es igual, pero todas las personas que han dejado de fumar coinciden en algo y es que merece la pena. Puede que tengas dudas, que te dé miedo fracasar o que pienses que no es el momento, que al principio, no sea fácil ni agradable. Pero como has leído, sí se puede. Con apoyo, con motivación y con el convencimiento de por qué lo haces.

En el apartado Sin Humo, podrás acceder a muchas herramientas que te podrán ayudar en tu camino. Si necesitas atención personalizada, habla con tu médico, busca ayuda profesional, comparte tus dudas con personas que han pasado por lo mismo. No estás solo.

La información proporcionada en este artículo no reemplaza, sino que complementa la relación entre el profesional de salud y su paciente o visitante. En caso de duda, debes consultar con tu profesional de salud de referencia.

Más información

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Dejar de fumar: 25 razones de salud. Enlace

Ministerio de Sanidad · Gobierno de España. Programa para dejar de fumar. Enlace